En anteriores entradas de la web hemos hablado de la validez del testamento ológrafo. El testamento ológrafo o disposiciones de última voluntad manuscritas del testador cualquiera que sea su soporte es un medio válido de testar.

Esta debe ser nuestra idea primera y principal. Ahora bien, sentado este principio es verdad que el testamento ológrafo tradicionalmente ha sido fuente de inseguridad jurídica y dado lugar a no pocos procesos judiciales.

En primer lugar solo el formato nos puede hacer sospechar del testamento y sus disposiciones. ¿Es verdaderamente la letra del testador? ¿verdaderamente contienen sus últimas voluntades? ¿Estaba en plenitud de facultades mentales? Todas estas cuestiones se ponen de manifiesto en el caso de testamento ológrafo y casi garantizan su impugnación por aquellos a quienes se ven perjudicados o se sienten perjudicados por su contenido.

A la hora de impugnar un testamento será muy difícilmente atacable el otorgado ante Notario (aunque también se puede y en ocasiones se consigue) que el testamento ológrafo, y lo es porque en el primer caso la intervención del Notario va a suponer un primer juicio de validez y legalidad de las disposiciones testamentarias y va a conceder un juicio de capacidad sobre el testador en el momento de otorgar testamento.

En el testamento ante Notario hay certeza sobre la persona que otorga sus últimas voluntades, en especial su identidad, la fecha y sin embargo en el testamento ológrafo se puede dudar hasta de la identidad de la persona o cuando fue hecho

Partes características en testamento ológrafo de una persona con fuerte medicación.

y más aún cuando la edad o las circunstancias personales del testador pueden hacer que la letra se vea deformada dificultando la identificación de quien verdaderamente está otorgando estas últimas voluntades.

Cualquier asesor, si le aconseja bien, le indicará por seguridad, por seguridad jurídica que lo más conveniente es que haya un testamento notarial.

Desde este despacho nosotros también.